Luego de que el Gobierno nacional resolviera sostener hasta el 21 de mayo las restricciones para prevenir contagios de COVID-19, el COE (Comité Operativo de Emergencia) provincial decidió el viernes por la noche mantener un esquema similar al que regía en Salta pero sumó limitaciones para la gastronomía. Los bares y restaurantes, que tenían permiso para trabajar con el 50 por ciento de su capacidad ocupada, deberán ajustarse a un aforo de solo el 30 por ciento y cuatro comensales por mesa. Empresarios del rubro aseguran que se sienten "el blanco de todas las restricciones". Piden controlar las fiestas clandestinas en lugar de poner más topes para sus locales y analizar otras ideas que los ayuden a superar la asfixia en la que están sumidos desde hace más de un año.
Los gastronómicos demandan que las autoridades analicen con más detenimiento cada situación antes de tomar medidas. Juan Chibán, tesorero de la Cámara Hotelera, Gastronómica y Afines de Salta, consideró que hay confusión entre los responsables de decidir. "No es lo mismo la movida de la noche que un restaurante o un bar. Los amontonamientos se dan en las juntadas. Tienen que ir a controlar las fiestas clandestinas, no a nosotros", sostuvo.
Desde el sector también se propuso que los demás negocios trabajen de corrido hasta las 18, en lugar de cerrar al mediodía y luego atender hasta las 21. Destacan que la actividad económica más importante en Salta es el comercio y que el objetivo es facilitar que sus empleados salgan a comer.
"Nuestros clientes, en la Vieja Estación, son los salteños. El que es empleado sale a las 21 de su trabajo, llega a las 22 y a las 23 ya no podemos atenderlo", explicó Tupac Puggioni, propietario de una de las primeras peñas del Paseo Balcarce.
Desde la calle Balcarce se pide tener en cuenta las particularidades de cada zona. Puggioni aseveró que ya hubo intentos de incentivar que la gente salga antes, pero que la idea no funcionó. "En el Paseo Güemes o en Tres Cerritos ves que desde las 19 hay movimiento, pero lo nuestro siempre empezó tarde. Por más que hicimos de todo para que la gente salga más temprano, antes de las 22 no tenemos clientes", describió.
En el verano el sector podía atender hasta las 2 de la mañana, pero en las últimas semanas se estableció como límite las 24. Aseguran que, por este cambio, las ventas se están "cayendo a pedazos". Juan Chibán indicó que "el 70% de nuestra facturación es la noche" y Tupac Puggioni lamentó: "Estamos recaudando entre el 15 y el 20%".
El recambio de mesas con la reducción de horarios se vuelve difícil, por lo que Puggioni propuso también que, para "poder facturar más" con la misma clientela, se deje a los comensales permanecer por más tiempo en el local. "El Gobierno puede decir que a las 23 cerremos las puertas y que nadie más entre, cosa de cortar la circulación, pero que se pueda quedar un par de horas más el que está adentro", planteó Puggioni. "Si no, vamos camino a perder la segunda temporada alta", advirtió.
Los empresarios tendrán mañana una reunión con funcionarios del Ministerio de Turismo y el martes, con integrantes del COE. Insistirán en que no son foco de contagio alguno.
"Todas las restricciones van para nosotros. Se conoció la noticia de que solo el 1 por ciento de los empleados hoteleros y gastronómicos se contagió. Eso son datos claros", resaltó Juan Chibán.