En el corazón del macrocentro salteño, la comunidad se enfrenta diariamente el problema de la inseguridad. Analia, residente del lugar relata cómo el vandalismo ha afectado al barrio, con incidentes como el vandalismo a su auto en plena luz del día, documentado por cámaras de seguridad que captaron a los perpetradores sin inmutarse. Aunque el intento de robo en el vehículo de un vecino fue frustrado por una alarma, la sensación de vulnerabilidad persiste.
La presencia de motocicletas sospechosas que merodean la zona durante largos períodos agrava aún más la sensación de inseguridad. Además, Analia destaca el problema no solo radica en la inseguridad sino en la prostitución en la región, lamentando cómo estas dinámicas han deteriorado la calidad de vida en su barrio en los últimos años.
La falta de patrullaje policial adecuado es otro tema recurrente entre los residentes. Durante las vacaciones, cuando la policía se desplaza a las zonas turísticas, la inseguridad local se intensifica, exacerbada por lo que perciben como una distribución deficiente de recursos policiales. La presencia de turistas en la zona, según Analia, debería ser acompañada de un refuerzo en la vigilancia para evitar incidentes delictivos.
Analia también señala la necesidad urgente de mejoras en infraestructura básica, como iluminación insuficiente en áreas críticas como el hospital de animales. Esta situación, junto con la falta de patrullaje adecuado, contribuye a un ambiente donde los residentes como ella se sienten inseguros incluso al salir de sus hogares.
A pesar de estas dificultades, Analia enfatiza que la colaboración entre la comunidad y las autoridades es crucial para abordar la situación. Propone una redistribución estratégica del personal policial para garantizar una mayor cobertura y protección en el macrocentro, enfatizando la necesidad de un compromiso conjunto para mejorar la seguridad en su vecindario.