La causa por la desaparición de María Cash, la diseñadora vista por última vez en julio de 2011, vuelve a ocupar la atención pública tras la decisión de la Justicia Federal de reactivar la investigación desde cero. Con el objetivo de esclarecer uno de los casos más resonantes de desaparición en Argentina, el fiscal Eduardo Villalba ordenó la citación de testigos claves en la zona de Palomitas, Salta, donde se tuvo el último registro de la mujer, en un tramo de la ruta 9-34. La familia de la joven, al igual que la sociedad, espera que este nuevo capítulo aporte finalmente alguna luz sobre su paradero.
Uno de los testigos convocados es Ramón Crespín, dueño de una gomería cercana al santuario de la Difunta Correa, quien desmiente la versión que había ofrecido un camionero clave en el caso. Desde los inicios de la investigación, el camionero Romero sostuvo que había dejado a Cash en la zona donde trabaja la familia Crespín.
Sin embargo, Ramón asegura que ni él ni su familia vieron a la joven en los días posteriores a su desaparición, lo que genera dudas sobre la veracidad del relato de Romero, el último en tener contacto con la víctima.
Crespín ha manifestado que la ubicación de su gomería y la presencia constante de su familia en el lugar hacen poco probable que María Cash haya pasado desapercibida. La falta de cámaras en la zona ha dificultado obtener evidencia visual, pero el testimonio de la familia pone en entredicho la narrativa del camionero, quien sigue siendo una figura central en el caso.
Durante su testimonio, Crespín también denunció que su familia fue objeto de múltiples allanamientos, que habrían sido violentos y sin explicaciones claras. Relató que en estas intervenciones, los agentes actuaron con un trato agresivo, llegando a esposar y agredir a sus familiares y a un vecino de edad avanzada. Además, la familia denunció la incautación de varias pertenencias, como ropa y un teléfono móvil, que hasta hoy no han sido devueltos ni se les ha informado sobre su rol en la investigación. Para los Crespín, estos procedimientos dejaron una marca de injusticia que aún no ha sido reparada.
La gomería de la familia Crespín está ubicada en una zona de tránsito constante de camiones, lo que ha sido una pieza clave en el desarrollo de esta línea de investigación. Sin embargo, Ramón Crespín sostiene que es inusual ver a personas haciendo dedo en el área, reforzando así sus dudas sobre la declaración del camionero. En su opinión, el relato de Romero no solo es inconsistente, sino que debería haber sido investigado a fondo desde el inicio, especialmente siendo la última persona que afirmó haber visto a María Cash.
La familia de Cash y la comunidad mantienen la esperanza de que esta reapertura pueda brindar alguna respuesta definitiva, aunque el largo tiempo transcurrido genera también escepticismo. Con el testimonio de los Crespín y otros testigos, se busca reconstruir el itinerario y verificar cada detalle, en un intento de que la justicia no deje cabos sueltos esta vez. Para quienes conocieron de cerca la historia, esta oportunidad de revisión es crucial para obtener respuestas en un caso que ha mantenido en vilo a todo el país.
Este llamado a declarar y la revisión de evidencias marcan un nuevo intento de la justicia por esclarecer lo ocurrido en 2011, un proceso que, pese al escepticismo, aún despierta una mínima esperanza entre los involucrados y quienes aguardan un desenlace en la historia de María Cash.