Una nueva actualización salarial sacude al Congreso: desde noviembre, los senadores nacionales cobrarán más de $10,2 millones en bruto. El aumento se da por la aplicación automática de la paritaria de los trabajadores legislativos, con quienes los legisladores de la Cámara alta comparten el esquema modular de haberes.
La estructura aprobada en 2024 suma 2.500 módulos base más adicionales por representación y desarraigo, totalizando 4.000 unidades que, al valor actual, proyectan los ingresos de los senadores por encima de los 10 millones antes de descuentos. La única excepción sigue siendo Alicia Kirchner, quien optó por mantener su jubilación.
El acuerdo sindical que impulsó la suba también contempla bonos de hasta $25.000 y aumentos porcentuales mensuales hasta noviembre. Aunque la titular del Senado, Victoria Villarruel, ofreció la posibilidad de que los legisladores rechacen los incrementos, la mayoría no lo hizo en oportunidades anteriores, y se espera una reacción dividida.
Desde distintas bancadas, incluidos La Libertad Avanza, el PRO y la UCR, algunos senadores anticiparon que no percibirán la suba. Sin embargo, buena parte del bloque kirchnerista y algunos provinciales no renunciaron formalmente al aumento anterior, lo que genera tensión entre bloques.
En redes sociales y espacios opositores, el debate por los sueldos legislativos volvió al centro de la escena. Mientras tanto, la discusión sobre recortes y eficiencia en el Estado convive con decisiones que vuelven a encender la indignación ciudadana.