El Gobierno de Javier Milei envió al Congreso el proyecto de Presupuesto 2026, con el objetivo de avanzar en su aprobación sin repetir los fracasos legislativos anteriores. La propuesta fue ingresada después de la cadena nacional en la Cámara de Diputados y será tratada por la Comisión de Presupuesto y Hacienda, presidida por el libertario José Luis Espert.
La estrategia oficial contempla negociaciones anticipadas con bloques aliados y gobernadores, en un intento por asegurar los votos necesarios para sancionar el proyecto sin sobresaltos. Según fuentes parlamentarias, el mandatario argentino busca consensuar algunos puntos clave del texto antes del dictamen para evitar un escenario de confrontación en el recinto.
El proyecto ingresó en tiempo y forma, tal como exige la Ley de Administración Financiera, y es considerado por el Gobierno como una herramienta política central para dar señales de orden y previsibilidad, tanto hacia la oposición como hacia los mercados. De hecho, uno de los objetivos de fondo es mostrar capacidad de gestión y gobernabilidad en medio de un contexto económico complejo.
Uno de los focos de conflicto podría estar en el capítulo referido a transferencias a las provincias, una cuestión sensible que ya generó tensiones en ocasiones anteriores. La presencia del ministro de Economía, Luis Caputo, en la comisión aún no fue confirmada, pero algunos legisladores opositores reclaman que brinde explicaciones sobre los lineamientos macroeconómicos del presupuesto.
La Comisión de Presupuesto comenzará el análisis formal del texto en los próximos días, aunque ya se inició un proceso de diálogo informal entre legisladores del oficialismo y referentes de otros bloques. El Gobierno busca evitar que se repita lo ocurrido con la Ley Bases y los vetos presidenciales, que encendieron las tensiones políticas en las últimas semanas.
Con el envío del Presupuesto 2026, Milei intenta recuperar la iniciativa política y posicionarse como un presidente con capacidad de lograr acuerdos, al menos en temas estructurales. El desenlace dependerá de la habilidad del oficialismo para sumar consensos sin ceder su núcleo ideológico, un equilibrio que hasta ahora ha sido difícil de lograr.