Cumpliendo con el programa de actividades elaborado para Semana Santa el cual estuvo inserto dentro del programa provincial denominado Semana Salta, Campo Santo llevó a cabo su primera Feria Provincial de Artesanos.

La feria fue montada sobre calle Belgrano frente al Museo "Prof. Ángel Maidana" y contó con la asistencia de artesanos de Los Toldos, Embarcación, Iruya, Tartagal, La Merced, El Bordo y Campo Santo.

Los artesanos pudieron ofrecer sus productos durante los días viernes y sábado en el horario de 10 a 22. La apertura oficial de la feria tuvo lugar el 2 de abril alrededor de las 20, con la presencia de la secretaria de Cultura, Sabrina Sansone.

 

"Es esta la primera Feria Artesanal a nivel provincial y fue un proyecto de Campo Santo, la verdad, es muy satisfactorio cuando nos traen proyectos que involucran a muchas localidades como esta feria. Es muy gratificante ver a los artesanos trabajar nuevamente, ellos necesitan estar en la calle ofreciendo sus productos", dijo la funcionaria.

Con respecto a la posibilidad de que estas actividades puedan verse perjudicadas por un incremento en los casos de coronavirus, manifestó estar "convencida de lo importante que son para la comunidad las actividades que desarrolla un artesano o un artista; la puesta en escena de una obra de teatro o la presentación de un conjunto musical, porque ellos generan un momento para la distracción en tiempos en los que hay tantas tensiones. Y eso es lo que la comunidad necesita para sentirse mejor".

Campo Santo es un pueblo que tiene mucha historia para contar, uno de los objetivos de esta Feria Provincial es traer gente de otras localidades que puedan conocer esa historia, para llevarla consigo y transmitirla en sus comarcas.

Sansone fue acompañada por la intendente local, Josefina Pastrana, en su recorrida por los stands de artesanos, donde ambas funcionarias pudieron dialogar con los expositores y conocer un poco sobre la realidad que vive cada uno de ellos en sus municipios.

"Esta actividad es muy importante para nosotros, pero también para los artesanos porque ellos pueden volver a mostrar todas sus habilidades y ponerlas de manifiesto en sus obras. Este fue un sector muy golpeado por la pandemia y por suerte hoy pueden volver a trabajar. Vamos a crear la Asociación de Artesanos de Campo Santo, a la cual destinaremos algunos fondos para colaborar con la compra de los insumos, que les permitan continuar con la elaboración de sus artesanías", dijo la intendenta al respecto.

"Queremos generar cursos de capacitación para el crecimiento individual, hay muchas actividades que se pueden programar por medio de la Asociación. Esta feria se va a repetir todos los años para esta fecha, queremos mostrar a Campo Santo y todo su potencial turístico al resto de la provincia. Estos artesanos que hoy nos visitan van a ser nuestros embajadores en sus localidades", concluyó Pastrana.

En Taquimilán, pueblo rural de aproximadamente unos 1.000 habitantes ubicado en la provincia de Neuquén, se esconde una leyenda escalofriante que pudo ser revelada por una ciudadana.

 En 1969, se creó la comisión de fomento y se detalló que en ese lugar vivía gente desde hacía varios años. En esas tierras se explotaba una mina de carbón que terminó con la vida de varias personas, tras una negligencia que derivó en un accidente en 1947.

Lo asombroso es que para aquella época la leyenda ya era conocida. Los habitantes siempre comentaban sobre la aparición de construcciones de casas antiguas, en los meses de otoño e invierno, pero que luego "desaparecen" como si nada hubiese pasado. El terreno donde aparece este pueblo no posee ni un vestigio de vegetación y es extrañamente llano.

Registros del pueblo

Una mujer del pueblo cercano al lugar fantasmal, hace 12 años utilizó una vieja cámara VHS y logró filmar por primera vez las imágenes que comprobaron la leyenda de hace años. La señora consiguió capturar en el momento justo la aparición del pueblo.

Orfelina del Carmen Salazar nació en el paraje Trailathue. A sus 11 años llegó a esta localidad de la mano de sus padres y hermanos. Apenas arribó a esta tierra de leyendas, de la propia voz de su padre comenzó a escuchar la existencia de este pueblo que, con los años, se empezó a agigantar en la mitología lugareño.

Mucho se ha dicho y escrito de esta aparición que solo algunos privilegiados han tenido la posibilidad de visualizar. Sin embargo, Orfelina fue más allá de todos. La mujer es una investigadora que decidió dedicarse a buscar respuestas sobre la repetida leyenda y poder demostrar lo que ella había visto, aunque muy pocos creían. "Se me llena de orgullo el corazón y el alma decir que fui la primera en registrar el pueblo encantado por primera vez, con una cámara filmadora", dijo en un diálogo con LM Neuquén en cercanías de la zona de la aparición.

La primera imagen del pueblo fantasma captada por Orfelina del Carmen Salazar.

En su relato, Orfelina comentó que se dio el 23 de junio del 2009, entre las 18.30 y 19, en un atardecer con un frío que helaba los huesos, "cuando el sol ya se estaba extinguiendo en el horizonte y los últimos rayos iluminaban la cumbre del Naunauco pude filmar por primera vez al mítico Pueblo Encantado. Fueron unos 15 minutos", aclaró la investigadora.

 

La persistencia en aumentar la cantidad de material la premió una vez más el 15 de julio del mismo año cuando lo volvió a registrar en video.

Luego de sus varias experiencias, la investigadora del fenómeno único en la provincia de Neuquén mencionó que "se da con mayor intensidad en las estaciones de otoño e invierno, pero hay quienes aseguran haberlo visto también en primavera y verano. Los testimonios de antes y los de ahora son todos parecidos. Todos han manifestado que se ven figuras que se asemejan a casas antiguas y en posición frontal, donde se observan puertas y ventanas. Otros testimonios dan cuenta de haber visto la estructura de un pequeño puente, ropa tendida y hasta gente de pie".

"El fenómeno se da con mayor intensidad en las estaciones de otoño e invierno", explicó la investigadora.

Luego de todas las evidencias de lo visto, los habitantes de Taquimilán se aferraron mucho más al mito como algo propio de su cultura. Casi que las personas no le dan importancia y relevancia a las explicaciones científicas que siguen intentando descifrar este fenómeno que aparece y desaparece sin previo aviso.

 

 

 

 

 

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